Una oleada de protesta trajo
al país las reformas al INSS, así como la disminución de pensiones en un 5%
mientras, se quería aumentar las cotizaciones de trabajadores y empresarios, pero lejos de conducir a un diálogo entre las partes sociales interesadas, más
bien se quisieron imponer por medio de un decreto presidencial, y por un breve
instante el gobierno echo pie atrás, pero las protestas no cesaron, todo lo
contrario se extendieron a lo largo y ancho del país, La nación entera estuvo
varias semanas convulsionando socialmente entre barricadas, quemas de llantas y
enfrentamientos desiguales entre estudiantes y ciudadanía desarmada
contra una policía apoyada
por paramilitares y el ejército bien armados, que formaron la defensa de hierro
para la pareja de perturbados mentales, que los dirigía desde el Carmen como si
fuese un faraón, dirigiendo desde su trono a sus leales tropas, hasta el 23 de
Abril cuando un maremoto de manifestantes recorrió las calles de Managua, contados por miles formado por una juventud valiente y decida y
la sociedad que ya cansada de tantos atropellos del régimen, decidió demostrarle a los Ortega Murillo, que lo mejor para el país era negociar su
salida y 550 muertos después, el dialogo parecía
posible lo que dejaba en evidencia
el fracaso de un modelo totalitario y déspota,
pero luego de la inmensa marcha del día de las madres que por cierto costo 11
muertos y 79 heridos y que fue la
respuesta del gobierno a una protesta muy diferente y superior a todas las
anteriores,por lo que todo lo sucedido hasta la fecha, solo ha traído al régimen el
aislamiento y repudio internacional, sumado a las sanciones económicas tanto a
nivel personal como de gobierno, pero ésta crisis dentro del partido de
gobierno, no es nueva no es de poca edad, ya que desde que Ortega recuperò el
poder después de perderlo en los 90, lo condujo a una nueva y larga travesía de
reorganizar al partido sandinista
con los despojos humanos que le habían quedado,
para de alguna manera lucrarse personalmente
lo que alejo de las filas a nombres conocidos, entre ellos Henry Ruiz, Jaime Wheelock y Luis Carrión así como , las
comandantes Dora María Téllez y Mónica Baltodano, el ex jefe de la policía René
Vivas, la poetisa y novelista Gioconda Belli y el escritor Sergio Ramírez
Mercado , tomaron distancia al ver que estaban
frente al sueño mal logrado de una revolución, abandonando un partido y una causa
que a todos ellos les costó en muchos casos cárcel y torturas pero que ahora
era parte te las propiedades de la fuerte mujer dentro del gobierno
llamada Rosario Murillo, quien astutamente se rodeó
de sus incondicionales sin escrúpulos con cuya complicidad ejerce el poder de
manera sanguinaria y aprovechada, y con la que pretende instaurar una dinastía
bestial, donde sus hijos asumen responsabilidades de estado, incluso sustituyen
a los ministros y al canciller de la república, lo que nos indica que el
poder está centrado en la familia dinástica, donde la pareja de dictadores
y su grupo de incondicionales a los que
les proporciona cargos públicos, diputaciones
y hasta asociaciones en negocios o empresas de dudosa procedencia,
alimentan el caudillaje de una figura poco a poco opacada por las protestas pacíficas
donde la juventud heroica ha dejado bien claro
“SI EL PRECIO DE LA LIBERTAD ES MI VIDA, YO PAGO “
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